Las personas con disfunción de la integración sensorial muestran dificultades para madurar, desarrollar o aprender las habilidades y competencias necesarias para realizar las actividades del autocuidado, aprender habilidades del mundo académico y/o laboral y, para realizar actividades de juego, ocio y tiempo libre. Como consecuencia, se presentan problemas relacionados con un pobre concepto de sí mismo, baja autoestima, pobre tolerancia a la frustración, dificultad para hacer amigos, mantenerlos y/o ser parte de un grupo; fracaso académico.
Con frecuencia son etiquetados como torpes, no cooperativos, beligerantes, perturbadores, "fuera de control", perezosos, o “raros”. En consecuencia puede presentarse ansiedad, depresión, agresión y otros problemas de conducta. Cuando se trata de niños/as con DIS, los padres pueden ser culpados por el comportamiento “inadecuado” de sus hijos por personas que no son conscientes de la "disfunción oculta" ya que los niños parecen "normales" o "típicos", pero no actúan de forma normal o típica.
El tratamiento eficaz para la DIS existe y se encuentra disponible, pero muchos niños con disfunción en la integración sensorial son erróneamente diagnosticados y en consecuencia el tratamiento es frecuentemente ineficaz. La DIS no tratada persiste hasta la edad adulta y puede afectar la capacidad del individuo para tener éxito en el matrimonio, el trabajo o en la participación social.
Cuando los niños sufren Autismo, trastorno de ansiedad, Trastorno por deficit de atención con o sin hiperactividad, Trastorno Obsesivo Compulsivo, y otros trastornos, los padres cuentan con redes de apoyo, políticas públicas y ayudas que contribuyen a la investigación, tratamiento y concientización sobre la existencia de estos trastornos, mientras que los padres de niños con DIS sufren más y se sienten aislados y “culpables” debido al desconocimiento social y por parte de los especialistas de salud y psicología a quienes generalmente consultan los padres (Carter, Ben-Sasson, & Briggs-Gowan, 2011).
El desconocimiento de la existencia de la DIS también tiene consecuencias económicas para las familias ya que el tratamiento no se incluye en la Clasificación Única de Procedimientos en Salud – CUPS (Ministerio de Salud y Protección Social, Resolución 1132 de 2017 y Resolución 6408 de 2017), de esta manera, los padres no solo cargan con los costos emocionales sino también con los costos económicos de la DIS.
En 7 Sentidos entendemos que uno de nuestros objetivos fundamentales es crear conciencia sobre la existencia de la DIS y participar en los procesos de incidencia política para que las DIS sea incluida en los CUPs, pues con ello contribuimos a la calidad de vida del niño y su familia.